Raúl
siempre llevaba ropa deportiva y pocas veces se ponía la camisa negra, así que
azulito y sus hermanos pasaban mucho tiempo dentro del armario.
Azulito
cada noche recordaba las veces que había salido de paseo y lo mucho que le
gustaba salir, conocer nuevos sitios y conocer nuevos botones de otras camisas.
Un
día, Raúl trajo una nueva camisa al armario que tenía cuatro botones, uno de
ellos se llamaba blanquita. Ésta, trajo mucha alegría al armario, siempre se
estaba riendo y haciendo bromas. Pero esta actitud fue cambiando conforme iban
pasando los días.
Azulito
decidió preguntarla que qué la pasaba y blanquita dijo que estaba muy triste
porque hacía mucho que no salía a la calle, Azulito le dijo que a él le pasaba
lo mismo asó que decidieron idear un plan para salir.
A
la mañana siguiente, los dos comenzaron con el plan, ambos se deslizaron por el
hilo que les ataba a la camisa y consiguieron llegar al suelo, pero el plan no
salió como ellos esperaban porque después de estar varias horas en el suelo, la
mujer de Raúl les cogió y les llevó a una cajita donde había muchos botones.
La
mayoría de los botones de la caja llevaban allí muchos años, a Azulito y
blanquita les entró el miedo porque ellos no querían quedarse allí por mucho
tiempo, ellos solo querían salir a dar un paseo y luego volver con sus familias
al armario.
Afortunadamente,
la mujer de Raúl no se olvidó de ellos y unos días después los cogió y los
cosió junto a sus hermanos. Por la noche, ambos recordaban el suceso mientras
se lo contaban a sus hermanos, a partir de entonces nunca más se escaparían y
solo saldrían a la calle cuando Raúl quisiera.
Jennifer Andrés Acebrón
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